Hace unos días sintonicé el programa 100 por ciento Venezuela que transmite Televen. En esa oportunidad, presentaban un reportaje sobre la donación de óvulos, en el marco de lo que la ciencia ha denominado: Reproducción Asistida.
Esto es toda una industria. En nuestro país hay mujeres entre 18 y 30 años que donan sus óvulos a institutos especializados en hacer realidad el sueño de millones de féminas: Ser madres. Ah… y por la donación les dan entre 2 y 3 millones de bolívares.
En un principio pensé que esto era algo normal, pero bastó que mostraran la posición de la Iglesia católica y mi opinión dio un giro total; no podía creer que de lo que estaban hablando era -en lenguaje coloquial- la congelación de seres humanos.
Como periodista del diario Correo del Caroní cubrí la llegada a Ciudad Guayana de las primeras cuatrillizas de la zona. Las niñas eran producto de un tratamiento de fertilidad. La madre estaba feliz por el nacimiento de sus hijas –yo hubiese estado aterrada con la magnitud del trabajo que me esperaba- y consciente del desembolso efectuado.
Pero se trataba de la mejor inversión de su vida. Tenía consigo a cuatro bendiciones que, por cierto, ya deben tener unos 3 ó 4 años. Las vi recientemente en una fotografía en el mismo diario. Han crecido una barbaridad y son bellísimas.
Aún cuando el tema de la Reproducción Asistida tiene variantes éticas, morales y científico-tecnológicas, no es menos cierto que la sonrisa de un niño vale más que cualquier cosa.
La Iglesia recomendaba en ese reportaje a las parejas que no podían ser padres de forma natural, optar por la adopción de criaturas que han quedado solas en el mundo y que también necesitan cariño.
Hay quienes dicen que adoptar no es lo mismo, porque el niño o niña no lleva la sangre de los padres, que al crecer son malagradecidos, que pueden padecer luego una enfermedad genética, en fin.
Ahora, pregunto: Cuándo nos sometemos a un tratamiento de fertilidad como este de la donación de óvulos, la carga genética del bebé será parecida a la de los padres. Obviamente no. Quizás tendrá un parecido, pues los especialistas buscan la mayor cantidad de semejanzas entre los padres y características de los donantes, pero nunca serán “puros, puritos” como los concebidos en pareja de forma natural.
Son muchos los argumentos que ponen los científicos y los religiosos sobre el tapete. Yo lo único que les puedo decir es que con sólo ver parte del procedimiento para la donación y la posterior colocación del óvulo en la madre receptora, por más que desee ser madre no creo ser capaz de someterme a algo así.
Posiblemente la experiencia de sentir vida en el vientre no sea la misma al cumplir requisitos legales para una adopción; pero sí estoy de acuerdo en que la vida no puede seguir manipulándose en un laboratorio. Somos una creación de Dios y seguramente podemos regalar amor a muchos niños y niñas así no sean de nuestras entrañas.
¿Basta tener la intención?, seguramente no.
Sólo se que el corazón del ser humano es grande y en él caben todas las personas que seamos capaces de dejar entrar.
La donación de óvulos es algo como frío. Es como vender a los hijos antes de que se formen así no sean embriones en ese momento.
Quienes donan óvulos y espermatozoides se sienten como héroes. Para ellos, hacer realidad el deseo de tener hijos a parejas que no pueden hacerlos “por las vías regulares” es una hazaña. Creerán que para eso han venido al mundo. Yo no lo se.
Son misterios de la ciencia y la tecnología.
¿Mensajes de Dios?... Ojalá estemos avanzando por el camino correcto.
Esto es toda una industria. En nuestro país hay mujeres entre 18 y 30 años que donan sus óvulos a institutos especializados en hacer realidad el sueño de millones de féminas: Ser madres. Ah… y por la donación les dan entre 2 y 3 millones de bolívares.
En un principio pensé que esto era algo normal, pero bastó que mostraran la posición de la Iglesia católica y mi opinión dio un giro total; no podía creer que de lo que estaban hablando era -en lenguaje coloquial- la congelación de seres humanos.
Como periodista del diario Correo del Caroní cubrí la llegada a Ciudad Guayana de las primeras cuatrillizas de la zona. Las niñas eran producto de un tratamiento de fertilidad. La madre estaba feliz por el nacimiento de sus hijas –yo hubiese estado aterrada con la magnitud del trabajo que me esperaba- y consciente del desembolso efectuado.
Pero se trataba de la mejor inversión de su vida. Tenía consigo a cuatro bendiciones que, por cierto, ya deben tener unos 3 ó 4 años. Las vi recientemente en una fotografía en el mismo diario. Han crecido una barbaridad y son bellísimas.
Aún cuando el tema de la Reproducción Asistida tiene variantes éticas, morales y científico-tecnológicas, no es menos cierto que la sonrisa de un niño vale más que cualquier cosa.
La Iglesia recomendaba en ese reportaje a las parejas que no podían ser padres de forma natural, optar por la adopción de criaturas que han quedado solas en el mundo y que también necesitan cariño.
Hay quienes dicen que adoptar no es lo mismo, porque el niño o niña no lleva la sangre de los padres, que al crecer son malagradecidos, que pueden padecer luego una enfermedad genética, en fin.
Ahora, pregunto: Cuándo nos sometemos a un tratamiento de fertilidad como este de la donación de óvulos, la carga genética del bebé será parecida a la de los padres. Obviamente no. Quizás tendrá un parecido, pues los especialistas buscan la mayor cantidad de semejanzas entre los padres y características de los donantes, pero nunca serán “puros, puritos” como los concebidos en pareja de forma natural.
Son muchos los argumentos que ponen los científicos y los religiosos sobre el tapete. Yo lo único que les puedo decir es que con sólo ver parte del procedimiento para la donación y la posterior colocación del óvulo en la madre receptora, por más que desee ser madre no creo ser capaz de someterme a algo así.
Posiblemente la experiencia de sentir vida en el vientre no sea la misma al cumplir requisitos legales para una adopción; pero sí estoy de acuerdo en que la vida no puede seguir manipulándose en un laboratorio. Somos una creación de Dios y seguramente podemos regalar amor a muchos niños y niñas así no sean de nuestras entrañas.
¿Basta tener la intención?, seguramente no.
Sólo se que el corazón del ser humano es grande y en él caben todas las personas que seamos capaces de dejar entrar.
La donación de óvulos es algo como frío. Es como vender a los hijos antes de que se formen así no sean embriones en ese momento.
Quienes donan óvulos y espermatozoides se sienten como héroes. Para ellos, hacer realidad el deseo de tener hijos a parejas que no pueden hacerlos “por las vías regulares” es una hazaña. Creerán que para eso han venido al mundo. Yo no lo se.
Son misterios de la ciencia y la tecnología.
¿Mensajes de Dios?... Ojalá estemos avanzando por el camino correcto.
4 comentarios:
Yo creo que el hombre juega cada vez mas a parecerse a Dios y està constantemente actuando contra sus designios.... por ello actualmente existen tantas enfermedades extrañas y el mundo està cada vez màs descompuesto ..... Muchas veces los hijos adoptados son mas agradecidos y cariñosos que los verdaderos hijos (lo digo porque he conocido muchos casos), todo depende del AMOR que recibe de los padres y digo AMOR con letra mayùsculas porque es el legado mas grande que puede dejarle una madre y un padre a un hijo, acompañado de valores, principios, disciplina. Hoy los padres (algunos) sòlo se preocupan de darle al hijo todo lo que piden y sin saberlo contribuyen a corroer sus sentimientos
Gracias por tu visita! Vistes que si leí el comentario jejeje...
Con respecto a tu post pienso que este tema tiene muchos puntos de vistas igualmente controvertidos cada uno de ellos... Creo que si no se está en la posición de una persona que deba someterse a inseminación artificial o al proceso de adopción es muy díficil tener una opinión personal y objetiva del tema... Estaremos en contacto... Saluditos, Bye!
Agridulce, gracias por escribir. Espero que siga el contacto. Bien, creo que las opiniones nunca serán objetivas en ningún tema.
En el caso de la donación de óvulos, es verdad, hay que ponerse en el zapato del otro, pero creo que no es menos cierto el hecho de que cada vez nos alejamos más de Dios, en el caso de quienes somos católicos, y nos refugiamos en la tecnología.
Creo que fabricar seres humanos en laboratorios no es el plan de Dios, porque somos criaturas creadas por él.
Con el paso de los años, el hombre justitica muchas cosas con el avance tecnológico.
Ciertamente, Dios nos ha dado el don de la sabiduría y la inteligencia como para que nuestra evolución tome esa vía, pero la concepción, a mi criterio, debe ser producto del amor.
Cosas que uno reflexiona... Pero cada quien tiene su criterio.
De nuevo gracias por leer mi espacio.
La verdad es que al respecto hay muchos tipos de vista, tomen en cuenta ya que pienso que ustedes son madres que no es lo mismo gestar que adoptar, es cierto que todos somos hijos de Dios y merecemos amor, pero he visto a muchas mujeres jovenes que ni siquiera tuvieron el tiempo de cuidarse para enterarse que no podian concebir de modo natural, les estoy hablando de mujeres menores de 28 años, ademas se que hacen pruebas geneticas a las donantes, para descartar cualquier enfermedad genetica. tambien se les hace exámen psicologico, porque los entornos de una persona muchas veces marcan el comportamiento, ya tomaron su posicion respecto al tema, pero ponganse en la realidad de una pareja joven y recien conformada, enfrentando esta situacion! inclusive para muchos es dificil optar por los ovulos o el esperma donado, porque psicologicamente les representa un golpe, es facil hablar cuando se esta fuera del problema, piensen si les toca a ustedes estar en esa situacion tan chiquita... ¿que harian?
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