Posando para mamá
viernes, 29 de junio de 2007
Afrontar los retos con optimismo
Pero no ha sido fácil, sobre todo tomar la decisión de arrancar.
Hoy, cuando estoy más cerca de dar otro de los pasos más importantes de mi carrera, una vez más aparece un obstáculo y vaya que esfuerzo el que debo hacer para no desmayar.
Señor, dame la confianza y especialmente la fe necesaria para continuar el camino.
martes, 26 de junio de 2007
Al mejor estilo de los Juegos Olímpicos
El más reciente, la inauguración del CTE Cachamay, antes Polideportivo Cachamay, hoy un “tremendo estadio de fútbol” al cual se le anexan otras áreas de entretenimiento que seguramente podré apreciar cuando estén culminadas en su totalidad.
Morirme por ir a un juego de la Copa América, nada que ver. Lo ideal para mí era estar presente al menos en la inauguración del Cachamay, pues como sabrán no soy muy fanática del deporte que se diga.
Pero sí quería vivir la emoción de la Copa América al menos de esa manera para tener algo que contarle a Eduardo José, mi gordito.
Quienes estuvimos presente el 22 de junio en el CTE Cachamay no olvidaremos en lo que nos resta de vida ese espectáculo de alta factura.
Imagínense por un momento que están en la inauguración de unos Juegos Olímpicos, pero no por viéndolos por televisión; sino allí, en primera fila. Fue una experiencia espectacular, no encuentro otra manera de describir lo que sentí.
Y no me refiero al los grupos musicales regionales y talentos nacionales que allí se presentaron, nada que ver. La puesta en escena de la obra Aire, Agua y Fuego sobre la Tierra me dejó loca.
Nunca pensé que en esta ciudad había gente capaz de ofrecer un montaje de la calidad de Aire, Agua y Fuego sobre la Tierra.
Sin comparación fue la interpretación lograda por la Orquesta Sinfónica de Ciudad Guayana y el Orfeón de Ciudad Bolívar.
La comparsa de la Negra Isidora y su Carnaval me hizo creer que estaba en uno de esos desfiles internacionales donde participan hermosas carrozas. La iluminación, el vestuario, los movimientos de la gente que representó la idiosincrasia del pueblo del Callao estuvo a nivel.
La carroza industrial no me gustó mucho, pero la emoción igual estaba presente.
Al final, banderas de los países que participan en la Copa América y el toque de oro, nuestro tricolor patrio y sus ocho estrellas, formada por unas 400 personas. Era para llorar, te sentías más venezolano que otro día, tan simple como porque en nuestro país eventos de este tipo no se dan a menudo y porque el deporte, quieran o no es una pasión que nos une a los fanáticos y a los no tanto.
En ese momento, la Copa América era un sentimiento nacional. Así lo sabrá mi gordito.
martes, 19 de junio de 2007
Mi vida de artista
Resulta que mi amiga Crismar, luego de leer en mi blog el artículo a propósito del Día de los Padres, me envió una invitación para que jugara un “meme”.
Si me conocen bien, sabrán que comer es una de las pasiones de mi vida. Así que en este momento los olores y sabores que me vienen a la mente me llevan a los paseos de los fines de semana que hacía con mis padres y mis hermanos, excepto Jennifer, pues no había nacido. Recorríamos el bulevar de Sabana Grande casi todos los sábados desde Plaza Venezuela hasta Chacaíto. En el trayecto había mucha diversión, pero lo mejor era que al regresar a Plaza Venezuela para ir a casa hacíamos la parada obligada en
Me la ponen difícil, pues aunque me encanta leer, son pocos los personajes que recuerdo con exactitud. El primer libro que leí se llama “Que el cielo la juzge”. La protagonista era una mujer muy mala, envidiosa. Estoy segura que como ella no quisiera ser jamás. María, de la novela de Jorge Isaac, es un buen personaje, pero le temo a la muerte, osea que tampoco quisiera ser ella.
No soy muy amiga de los animales, pero los respeto. Si pudiera sería una osita, para que me abracen mucho, así como a los peluches. Jajajaja!!!!!
Tengo muchas, algunas son defectos, como por ejemplo comerme las uñas. Ya no lo hago tanto, pero sí cuando me atacan los nervios. También detesto que me desordenen la cama y ver mi casa como si hubiese pasado un huracán. Eso me altera, creo que todo debe estar en su lugar. En el trabajo, me molesta que alteren mi escritorio. No toco las cosas de los demás para que respeten las mías, trato cumplir esto a cabalidad.
Sin lugar a dudas, la relación con mi madre.
Que sería una mujer exitosa, dedicada al trabajo, a triunfar y sin hijos. Con un tremendo apartamento y en mi programa de radio siendo reportera de espectáculos.
Creo que no se parece en nada a mi vida actual pero trato de ser exitosa en todo lo que me propongo, responsable con mi trabajo. Gracias a dios soy madre de Eduardo José, una personita que me hace demasiado feliz, vivo alquilada, quizás no para toda la vida y estoy haciendo todo lo posible para que muchas personas puedan escucharme a través de alguna emisora de radio con una propuesta interesante y educativa 100%.
La verdad no había pensado nunca en algo parecido. Estaré pendiente.
Quiero que Eduardo José vea en mí a una madre cariñosa y trabajadora, dedicada a él, dándole siempre lo necesario para una vida digna. Que me recuerde como una amiga, de esas que están en las buenas y malas. Deseo no ser autoritaria e impositiva para que sepa que siempre puede contar conmigo. Mi mayor deseo es que el gordito sepa que su madre lo ama y lo amará toda su vida y hasta después, porque es el mejor regalo de Dios que he recibido hasta ahora y no creo que algo pueda superar este orgullo que siento de ser su madre.
Ojo, no tengo idea como invitar a jugar este meme a otros blogueros, pero si alguno de mis lectores se anima, que copie las preguntas y las responda. Luego me avisan para visitar su blog y leer sus historias.
martes, 12 de junio de 2007
También hay excelentes padres
- ¿Por qué si le organizan fiestas a las madres en las empresas no hacen lo mismo con los trabajadores que son padres?
Alguien me respondió:
- Porque no. Madre hay una sola, padre es cualquiera.
Qué razones tendría para contestar así esa persona a mi inquietud, no lo sé. Lo único que puedo decir es que me incomodó tanto el comentario que hoy, cuando se acerca nuevamente la fecha, no puedo dejar de reflexionar al respecto.
Desde que tengo uso de razón, mi padre ha sido un ejemplo a seguir. Nunca me faltó, ni siquiera en las noches aquellas que para mí eran terribles, cuando las pesadillas me hacían despertar asustada.
Hay una gran verdad. Muchos hombres le sacan el pecho a la paternidad, pero no es justo que por uno paguen todos, pues siempre Dios les da una segunda oportunidad y hay quienes enmiendan sus errores y se convierten en los mejores padres del mundo.
Del padre que me tocó no me puedo quejar. Son tantos los recuerdos que tengo de él en mi infancia que no podría compartirlos todos con ustedes.
Ojo, aún lo disfruto, pues está vivito y coleando, es el mejor hombre que ha pasado por mi vida. Me enseñó a leer y escribir. Insistió para que memorizara las tablas de sumar, restar y multiplicar, nunca me negó un juguete, cada cumpleaños me regalaba la muñeca de la temporada y, al dejar de ser niña, cada 25 de agosto me regalaba un poema.
Recuerdo la primera frase del acróstico que me dedicó una vez: “Joven, simpática niña que juegas en mi pensar…”
Mi padre es todo para mí. Me siento muy orgullosa de él, al punto que cada vez que puedo cuento la anécdota de cómo me enseñó a tomar dictados…
… Todas las noches, él escuchaba los temas de su intérprete favorito: José Luis Rodríguez “El Puma”. Entonces, para aprenderse las canciones, me pedía que lo acompañara y que buscara el cuaderno y el lápiz. En cada frase, paraba la cinta y yo copiaba la letra. Al día siguiente, mi papá, en su trabajo, pasaba mi dictado a máquina, lo ponía bonito y al llegar a casa, encendía de nuevo la radio, ponía su cassette y comenzaba a cantar. Es un episodio de nuestras vidas que nunca olvidaré.
Como tampoco podré borrar de mi mente los paseos a la Plaza Bolívar, el recorrido Plaza Venezuela – Chacaíto, los Caracas-Magallanes en el estadio, los clásicos Simón Bolívar y el caballo Volantín, los domingos en casa del Nono, y muchos momentos más.
Es que ya siendo una mujer con marido y todo, mi papá insistía en que me tomara una “sopa de pollo con bastante apio y auyama” cuando me recuperaba de la pérdida de mi primer hijo.
¡Que satisfacción siento no sólo por ser su hija mayor, sino la primera en darle un nieto! Ahora mi papá es abuelo y es más cariñoso que cuando nos consentía a mí y a mis hermanos.
Verlo contento, renovado, con la llegada de Eduardo José, es uno de los mejores regalos que he recibido. Dios le de vida suficiente para que sea cómplice de mi hijo, así como fue con nosotros, para que lo enseñe a jugar pelota, para que le siga cantando la canción del lobo y lo arrulle cuando sienta miedo.
Gracias Papá.
miércoles, 6 de junio de 2007
Machismo con M de Mc Donalds
Mi crítica en esta oportunidad va hacia el género femenino. Es que cada vez me asombra mucho más la forma como nosotras las mujeres fomentamos el machismo en este planeta.
Se encontraban cuatro manganzones en una tienda de éstas, degustando tremendas Big Tasty, y al terminar, la señora encargada del aseo de las mesas, seguro cumpliendo con su trabajo, se acercó tranquilamente y les retiró las bandejas. Como si ellos fueran mochos.
En primer lugar, debo reconocer que es el primer restaurante de Mc Donalds de los que he comido en el país, donde contratan personas que no son estudiantes universitarios, sino adultos que necesitan un empleo digno. Aplausos por eso.
Probablemente el ser una señora mayor y no una jovencita hizo que la trabajadora se acercara a los muchachos, pues no sólo necesita conservar el empleo. Es que hay un sector del género femenino que trata a los hombres como si fueran niños.
Y entonces confirmo la tesis aquella de que somos las mujeres las que hacemos a los hombres machistas, en este caso, disfrazado tras el buen servicio.
En una tienda como Mc Donalds, cada quien se sirve y se da el vuelto. Ahora, si la intención de la señora era apurar a los jovencitos para desocupar el local, tiene mi reconocimiento; pues encontrar a veces una mesa disponible es difícil.
Pero lo que menos quiero imaginar es que seguimos con ese comportamiento de hacerle todo a los hombres.
Me pregunto si seré capaz de educar a mi hijo enseñándole valores que dignifiquen nuestro género.
Ojalá que sí. Me gustaría que Eduardo sea un hombre que ame y respete a las mujeres, que reconozca en nosotras el ímpetu que día a día nos permite caminar sin desmayo en procura de una vida feliz para ellos.
Que sea capaz de admitir con orgullo que fue una mujer quien le dio la vida y que como seres humanos las mujeres merecemos un trato noble y delicado.
Porque como dice el adagio: A las mujeres ni con el pétalo de una rosa.